Retomemos las palabras tiernas, amorosas, compasivas
que hemos ido perdiendo con los afanes y tribulaciones cotidianas.
Asi como la capacidad de comunicarnos,
abrazarnos,
mimarnos, tocarnos.
Cada día estamos más distantes.
No perdamos la capacidad de amar.
Que al entrar a esta casita
nos llevemos palabras de aliento,
paz, serenidad,
afecto y ánimo que nos aproxime al prójimo
y sobre todo nos aproxime a Dios.
Déjate querer.
Raquel Demorizi
viernes, 6 de febrero de 2015
Hijo
Hijo, cuando sonríes siento que me derrito como hielo sobre el pavimento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario