Un niño confía en sus padres. Sabe que tendrá cariño, ropa, comida, abrigo, todo lo que necesita para vivir. No anda preocupado, confía plenamente. ¿Qué es entonces lo que a nosotros nos impide tener esa fe? La codificación mental. Si nos entregamos, debemos abrigar la seguridad que el futuro será como anhelamos.
Se trata de coger nuestras riendas y observar que somos los cocreadores de nuestra propia existencia. Se trata de concluir que cada quien está redactando su historia, que cada quien es su propio guionista. Cada quien sostiene la pluma que escribe su relato. Cuando abrigamos dentro de nosotros esta absoluta seguridad, es cuando comienza la magia.
Pide y se te dará. Cuando trabajamos por el prójimo vamos acumulando créditos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario